MACABRO VIDEOJUEGO DE BOTNIA
Publicado también en Argentina Indymedia
Si hay algo realmente tétrico, tenebroso y aterrador, es la cultura de la violencia, ensalzada con todo tipo de videojuegos extremadamente violentos; hechos especialmente para volver insensible a la juventud; convirtiéndola masivamente en cómplices de conductas psicópatas y antisociales.
Botnia digitalizada
En EE.UU. todos los jóvenes que se dedican a los videojuegos tipo “Counter Strike” y similares (llenos de figuras humanas y con escenas dónde los contrincantes del jugador gritan de dolor o quedan moribundos y sangrantes, con la opción de rematarlos con un tiro de gracia o degollándolos) generalmente son los que protagonizan masacres en escuelas y universidades. Existen otro tipo de videojuegos, explícitamente violentos, pero sin figuras humanas (como el muy afamado God of War) que así son menos promotores de las conductas antisociales y criminales.
La cuestión es que los videojuegos violentos han pasado a ser la forma perfecta de manipulación y promoción de la guerra, los genocidios y la insensibilidad al dolor humano. Ciertamente el ser humano es innatamente violento, pero con los videojuegos antes que dirigir proactivamente las actitudes y conductas violentas hacia un objetivo constructivo, la violencia innata es reforzada en las actitudes de que “matar, hacer sufrir y la guerra son algo divertido y normal” Casi en ningún país del mundo se controla a los cibers y el acceso casero de internet para que los jóvenes no abusen de estos promotores de la violencia. Así, los videojuegos son de hecho la herramienta propagandística ideal para reforzar y promover la inestabilidad, la violencia y el odio entre grupos que se desea dividir y manipular, para luego someter y dominar. Esta herramienta propagandística es usada principalmente por la mafia imperialista mundial, pero también es usada por no pocos grupos rebeldes (como el no poco famoso “Under siege” de la resistencia armada palestina) Ha pasado a ser un arma más dentro de la llamada “guerra de cuarta generación” o, como debería llamarse, “guerra de mafias políticas” contra la humanidad.
Primero se lanzó un videojuego antivenezolano, sobre como se atacaba a Caracas; algo indisimuladamente vinculado al gobierno de George W. Bush y a su conglomerado mafioso de empresas de armas, petróleos, transgénicos, agrotóxicos y fármacos monopólicos.
Recientemente se llegó al colmo: Se lanzó uno donde se debe defender o atacar la planta pastera de Botnia; ideado por el ciber mercenario Marcelo Pombo. Es más que conocido que esta planta está en medio de un conflicto diplomático internacional por la contaminación que genera. Tanto Argentina como Uruguay dirimen el tema ante la corte de la Haya. En el ámbito ciudadano, está la asamblea ambientalista de Gualeguaychú, conformada por pobladores de dicha ciudad argentina. Recientemente, luego de comprobar el daño que genera, algunos pobladores de la ciudad uruguaya de Fray Bentos se han acercado a las posturas de los ambientalistas.
Los medios mercantilistas habían promovido un absurdo odio xenófobo, apelando al estúpido chauvinismo entre los uruguayos. Greenpace, tanto de Argentina como de Uruguay, se posicionó en el tema por sobre esa estupidez. No funcionó tal estrategia, finalmente los pobladores de Fray Bentos aceptaron la realidad (al ser las primeras víctimas) y se acercaron a los pobladores de Gualeguaychú.
Por supuesto, ello provocó desesperación en la corporación ecocida de Botnia. Entonces optaron por la estrategia mafiosa: Posiblemente lanzaron su videojuego, a través de un tercero supuestamente “no vinculado”.
Imagen apologética y criminal: El ecologismo no usa fusiles,
usa la movilización popular, que es más poderosa. Vulgar propaganda
de Botnia y la mafia.
Lo que propone el videojuego supera la simple cuestión de Botnia y la destrucción que genera. El videojuego pretende clasificar ideológicamente a los ecologistas y ambientalistas como terroristas. Desde hace un tiempo ya se había mencionado que las mafias mundiales, ante la realidad de los estudios científicos (que prácticamente están derogando la validez del capitalismo imperialista y mafioso) han intentado incluir al movimiento ecologista dentro de su “Guerra contra el terrorismo” Sus éxitos han sido ridículos y hasta fútiles. La guerra de ideologías ya se superó, el capitalismo nada puede intentar frente al movimiento de la ecología social que genera una visión poscapitalista (solo en esto y en la justicia social tiene similitud con el socialismo) proyectándose hacia un modelo de desarrollo humano integral, sustentable, no plutócrata ni mucho menos hedonista.
Pero la mafia, como expresión del atavismo cavernícola del ser humano, no se rinde fácilmente (así como el fascismo no lo ha hecho) De esta manera, sigue desarrollando su estrategia propagandística contra el ecologismo, esta vez con un videojuego.
Existe lo que se llama “Cultura de la paz” de reciente data. Ante este videojuego macabro que pretende estigmatizar a los ecologistas (poniendo lo de Botnia en una situación de terrorismo y guerra) queda la ley y la contrapropaganda.
La casi totalidad de los ecologistas no piensan que la violencia sea la vía para educar y establecer leyes en relación a la naturaleza. A punta de metralla no se elimina la falta de conocimiento ambiental, ni tampoco la falta de leyes de protección ambiental. Con granadas no se hace un estudio de impacto ambiental ni se propone un modelo de desarrollo sustentable. Con ataques terroristas no se moviliza masivamente a la gente para que detenga la destrucción del medio ambiente ni se bloquea económicamente a un centro de contaminación (el foquismo guevariano ya está históricamente anulado)
Ubicar el problema de Botnia en un ámbito de “Lucha contra el terrorismo” solo beneficia a Botnia, no a la naturaleza y a los ríos. El videojuego de Botnia es de lo más repulsivo, nefasto y primitivizante para el ser humano. No enseña nada a nuestros jóvenes y niños sobre el drama que esta pastera está generando tanto en Uruguay como Argentina.
El videojuego debe ser prohibido, hace apología de la guerra y del delito, algo prohibido en la mayoría de las legislaciones de Sudamérica. Los que porten o transmitan tal videojuego (por sus computadoras) deben ser acusados de tales ilegalidades. Ese mercenario, Marcelo Pombo, apeligra ser querellado, todo ciudadano conciente y razonante del mundo debería escracharlo y denunciarlo.
Abogado Alejandro Sánchez
Activista de derechos humanos y ecologista
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