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Cambio Social y Nueva Civilización

La Opción del Decrecimiento Socialmente Sostenible

Entrevista a Serge Latouche, profesor emérito de la Universidad de Paris Sur XI: La Opción del Decrecimiento

 

Decrecimiento no significa crecimiento negativo. Crecimiento negativo es una expresión contradictoria que sólo revela el domino que la idea de crecimiento ejerce en el imaginario colectivo.

 

Claudia Ciobanu



Para combatir el capitalismo en el Sur es necesario lograr un decrecimiento en el Norte, según el profesor emérito de la Universidad de París Sur XI, Serge Latouche, quien promueve e investiga ese sistema al que define como prácticas alternativas a la destrucción del ambiente y al aumento de la pobreza.

El economista francés propone abandonar "el objetivo del crecimiento por el crecimiento mismo, una meta demente con consecuencias desastrosas para el ambiente", subrayó.

La necesidad de crear una sociedad del "decrecimiento" deriva de la certeza, explica, de que los recursos de la Tierra y los ciclos naturales no pueden sostener el crecimiento económico, la esencia misma del capitalismo y de la modernidad.

En lugar del sistema dominante actual, Latouche propone "una sociedad con una sobriedad asumida, trabajar menos en tener mejores vidas, consumir menos, pero de mejor calidad, producir menos basura y reciclar más", explicó.

La nueva sociedad significa "recuperar el sentido de la mesura y una huella sostenible desde el punto de vista ecológico", señaló Latouche, "y encontrar la felicidad en la convivencia con los demás y no en la acumulación desesperada de aparatos".

Autor de varias obras y artículos sobre la racionalidad occidental, el mito del progreso, el colonialismo y el posdesarrollo, Serge Latouche describe los principales principios de la sociedad del decrecimiento en sus libros "Le Pari de la décroissance" ("La apuesta por el decrecimiento") y "Petit traité de la décroissance sereine" ("Pequeño tratado del decrecimiento sereno"), publicado en 2006 y 2007 respectivamente.

Serge Latouche explicó a IPS de qué se trata la sociedad del decrecimiento.

IPS: ¿Qué características tiene una sociedad del decrecimiento? ¿Existen prácticas actualmente compatibles con su propuesta?


Serge Latouche:
Por otro lado, el decrecimiento no es una alternativa al crecimiento, sino una matriz de alternativas que permitirán reabrir el espacio a la creatividad humana, una vez eliminado el yeso del totalitarismo económico.

La sociedad del decrecimiento no será la misma en Texas, que en (el sureño estado mexicano de) Chiapas ni en Senegal ni en Portugal. El decrecimiento volverá a lanzar la aventura humana hacia una pluralidad de destinos posibles.

Se pueden encontrar los principios del decrecimiento en propuestas teóricas e iniciativas desarrolladas en el Norte y en el Sur.

Por ejemplo, el intento de los neo-zapatistas de Chiapas de crear una región autónoma. También hay experiencias en América del Sur, con indígenas, entre otras, como lo que ocurrió en Ecuador, donde se incorporó a la Constitución el objetivo del Sumak Kausay (buen vivir).

En el Norte también empiezan a propagarse iniciativas que promueven el decrecimiento y la solidaridad.

Las AMAP (Asociaciones para el Mantenimiento de una Agricultura Campesina, en francés, entre grupos de consumidores y granjas locales a fin de abastecerse) son ejemplos de autoproducción como el PADES (Programa de Autoproducción y Desarrollo Social, que implica asumir todas las actividades de producción de bienes y servicios, para sí y para la comunidad, sin contrapartida monetaria).

El movimiento de Ciudades en Transición comenzó en Irlanda y su propagación al resto del mundo puede ser una forma de producción desde abajo, que se asemeja mucho a la sociedad del decrecimiento. Las localidades tratan, primero, de lograr la autosuficiencia energética dado el agotamiento de recursos y, en general, promueven la búsqueda de la resiliencia, (la capacidad de adaptarse a los cambios del ambiente).

IPS: ¿Cuál sería el papel de los mercados en una sociedad de decrecimiento?


SL: El sistema capitalista es una economía de mercado, pero éstos no son instituciones exclusivas del capitalismo. Es importante hacer la distinción entre el Mercado y los mercados.

Éstos últimos no obedecen a una ley de competencia perfecta y eso es para mejor. Siempre incorporan elementos de la cultura del don, que la sociedad del decrecimiento trata de redescubrir. Implica vivir en comunidad con otros, desarrollar relaciones humanas entre compradores y vendedores.

IPS: ¿Qué estrategias puede desarrollar el Sur para eliminar la pobreza, sin hacer lo que hizo el Norte de dañar el ambiente y empobrecer al Sur?


SL: En los países africanos no es necesario ni deseable reducir la impronta ecológica ni el producto interno bruto. Pero no por eso hay que concluir que se debe construir una sociedad del crecimiento.

Primero es claro que el decrecimiento en el Norte es una condición necesaria para poder abrir alternativas en el Sur.

Mientras Etiopía y Somalia se vean obligadas a exportar alimento para nuestros animales domésticos en plena escasez y mientras engordemos nuestro ganado con soja cultivada gracias a la destrucción de la selva amazónica, vamos a estar asfixiando todo intento de autonomía real del Sur.

Animarse al decrecimiento en el Sur significa iniciar un círculo virtuoso que implica romper la dependencia económica y cultural con el Norte, reconectar una línea histórica interrumpida por la colonización, reintroducir productos específicos que fueron abandonados y olvidados, así como valores "anti-económicos" relacionados con el pasado de esos países, y recuperar técnicas y conocimientos tradicionales.

Esas iniciativas deben combinarse con otros principios, válidos en todo el mundo, como reconceptualizar lo que entendemos por pobreza, escasez y desarrollo. Por ejemplo, reestructurar la sociedad y la economía, restablecer prácticas no industriales, en especial agrícolas, y redistribuir, relocalizar, reutilizar y reciclar.

IPS: La sociedad del decrecimiento implica un cambio radical en la consciencia humana. ¿Cómo se lograr eso? ¿Puede ocurrir en cualquier momento?


SL: Es difícil romper con la adicción al crecimiento, en especial porque es lo que interesa a las corporaciones multinacionales y los poderes políticos que las sirven, para mantenernos esclavizados.

Las experiencias alternativas y los grupos disidentes, como cooperativas, sindicatos, asociaciones para preservar la agricultura campesina, algunas organizaciones no gubernamentales, sistemas de permuta local, redes de intercambio de conocimiento, son laboratorios pedagógicos para la creación del "nuevo ser humano" que requiere la sociedad.

Son universidades populares que promueven la resistencia y contribuyen a descolonizar el imaginario.

Seguro, no tenemos mucho tiempo, pero el curso de los acontecimientos puede contribuir a acelerar la transformación. La crisis ecológica, junto con la económica y financiera, puede servir de choque saludable.

IPS: ¿Los actores políticos convencionales pueden desempeñar algún papel en la transformación?


SL: Todos los gobiernos son, lo quieran o no, funcionarios del capitalismo. En el mejor de los casos, pueden, como mucho, disminuir o suavizar procesos sobre los cuales ya no tienen ningún control.

Para nosotros es más importante el proceso de auto-transformación de la sociedad y de los ciudadanos que la política electoral. Aunque los últimos logros relativos obtenidos en ese terreno por ecologistas franceses y belgas, quienes adoptaron algunos puntos de la agenda del decrecimiento, parecen un signo positivo.

 

 

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Los Derechos de la Naturaleza En La Nueva Constitución Ecuatoriana

La Naturaleza y sus derechos en nueva constitución de Ecuador. Un ejemplo a seguir

 

Tanto la nueva Constitución boliviana, aprobada en octubre de 2008, como la ecuatoriana aprobada en setiembre del mismo año, incluyen en sus contenidos sendas secciones referidas a reconocer los derechos de los pueblos originarios y los derechos de todos los ciudadanos a un medio ambiente sano y equilibrado.

En sus artículos 33 y 34, la Carta Magna de Bolivia expresa los derechos reales de los habitantes y a las futuras generaciones de ese país, a gozar de un medio ambiente saludable, protegido y equilibrado. Otorgándole a cualquier persona, a título individual o en representación de una colectividad, la facultad para ejercitar las acciones legales en defensa del derecho al medio ambiente.

Sin embargo y en ese mismo sentido, la Constitución de Ecuador afortunadamente ha ido mucho mas lejos. Parte de que debe existir entre sociedad, Estado y mercado, una relación dinámica, equilibrada y en armonía con la Naturaleza. Estableciendo objetivos como asegurar la soberanía alimentaria y energética, generar una adecuada distribución del ingreso, impulsar el pleno empleo y apoyar un consumo social y ambientalmente responsables.

Pero los ojos del mundo comenzaron a posarse sobre esta nueva Carta Magna ecuatoriana por haber sido la primera en otorgar derechos inalienables a la naturaleza, convirtiéndola de esta manera en sujeto de derecho.

El texto constitucional contiene tres artículos en los que establece los siguientes derechos para la Naturaleza:

Art. 71.- La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos…

Art. 72.- La naturaleza tiene derecho a la restauración. Esta restauración será independiente de la obligación que tienen el Estado y las personas naturales o jurídicas de indemnizar a los individuos y colectivos que dependan de los sistemas naturales afectados. En los casos de impacto ambiental grave o permanente, incluidos los ocasionados por la explotación de los recursos naturales no renovables, el Estado establecerá los mecanismos más eficaces para alcanzar la restauración, y adoptará las medidas adecuadas para eliminar o mitigar las consecuencias ambientales nocivas.

Art. 73.- El Estado aplicará medidas de precaución y restricción para las actividades que puedan conducir a la extinción de especies, la destrucción de ecosistemas o la alteración permanente de los ciclos naturales. Se prohíbe la introducción de organismos y material orgánico e inorgánico que puedan alterar de manera definitiva el patrimonio genético nacional.

La constitución ecuatoriana de esta forma introduce una diferencia fundamental respecto de sus antecesoras y establece un nuevo enfoque que podría ser catalogado como un punto de inflexión en la defensa del medio natural. Esta iniciativa totalmente innovadora debería ser analizada e imitada por otros países, ya que cambia el enfoque constitucional de un sistema de derechos antropocéntrico a uno biocéntrico.

Quizás esos tres artículos sean una de las iniciativas mas importantes de los últimos tiempos en la necesidad del Hombre de cambiar la manera en la que tratamos a la naturaleza. www.ecoportal.net

Ricardo Natalichio - Director EcoPortal.net

Editorial de Ambiente y Sociedad N° 399

El Índice de Calidad de Vida Ecológica Pone a Cuba por Encima de Muchos Países en Calidad de Vida

Un estudio londinense muestra a los cubanos mucho más felices que los estadounidenses

Pascual Serrano (09-07-2009)





La New Economics Foundation (NEF), con sede en Londres, ha presentado el 4 de julio el denominado Indice del Planeta Feliz (IPF), un indicador del bienestar humano alternativo a los tradicionales cánones desarrollistas. El estudio se basa en datos de 143 países que representan el 99 por ciento de la población mundial. Para realizar la clasificación recurre a tres parámetros: la esperanza de vida, la satisfacción vital que expresan los ciudadanos de cada país y la huella ecológica que dejan para obtener el nivel de vida que consideran necesario para ser felices.

 

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Niños cubanos

Y es que, según destacan los analistas, ningún país mencionado en el informe logra los tres objetivos, pero las diferencias entre las naciones muestran que es posible vivir vidas prolongadas y felices con huellas ecológicas mucho más pequeñas que las de las naciones con mayor consumo. Para muchos en occidente, la lucha por incrementar nuestros ingresos se ha dado a expensas de nuestro capital social y de nuestra salud mental. El desafío para occidente, dice el informe, no es el de no continuar aumentando nuestros ingresos monetarios sino asegurar vidas significativas y fuertes lazos sociales. A menudo, lograr estos propósitos significa reducir el enfoque en el consumo y dedicar más tiempo a otros intereses. El IPF muestra que de verdad es posible tener buenas vidas que no cuesten un mundo.

 

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Mujer cubana con sus hijos en una parte de la vieja Habana. ¿Una zona tradicionalmente antigüa o horriblemente pobre? Y depende de la filosofía de vida, si uno quiere ser un consumista destructor del planeta, elegirá ver todo como pobreza...¿acaso no somos capaces de tener una mirada distinta que solo dirigirnos hacia nuestra autodestrucción?

 

El estudio pretende dar base científica a una muy antigua sospecha: “el dinero no trae la felicidad”, menos aún si está desigualmente repartido. Los países ricos no son los más felices, así vemos que América Latina es la región más feliz y ecológica del mundo. Un vistazo al ranking nos descubre muchas más sorpresas. Una de ellas es que Estados Unidos se encuentra en el puesto 114, mientras que Cuba alcanza el 7.

Quizás el modo de entender la vida explica la abismal distancia entre el alto índice de felicidad detectado en Cuba y el bajo aparecido en Estados Unidos. Las comparaciones muestran que se pueden lograr vidas largas y felices con niveles mucho más bajos de consumo de recursos. Por ejemplo, los habitantes de los Países Bajos vive en promedio un año más que los de Estados Unidos y tienen niveles similares de bienestar pero su huella ecológica per cápita es menos de la mitad (4.4 hectáreas globales frente a 9.4 hectáreas globales). Los Países Bajos son ecológicamente dos veces más eficientes en lograr buenas vidas que los Estados Unidos. Igualmente, los costarricenses también viven un poco más tiempo que los norteamericanos, reportan niveles de bienestar mucho más altos y aún así tienen una huella de menos de un cuarto.

 

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Feria del libro en la Habana, los libros y la cultura son bienes comunes y al alcance de las mayorías en Cuba, no reuniones de élite de unas minorías como sucede en gran parte de Latinoamérica y el mundo. La contracara de esto es que el lector cubano no hallará algunos libros en dichas ferias, sobre todo los ensayos políticos de Vargas Llosa, pero ¿acaso pierden algo los cubanos en no leer a Vargas Llosa?. Muchos no lo leen ni aunque le regalen dichos libros.

 

No faltará quien plantee la siguiente pregunta: ¿Si tan felices son los cubanos, por qué tantos desean a emigrar a Estados Unidos y no sucede el interés contrario? Ahora seré yo quien intente dar respuesta a ello. En primer lugar, no es verdad que la mayoría de los cubanos deseen ir a vivir a Estados Unidos, se trata de un patrón informativo explotado desde el norte. Evidentemente el estudio londinense no dice que todos los cubanos sean felices y ninguno quiera emigrar a otro país, pero una consulta del francés Salim Lamrani a la Oficina Estadística de Inmigración de Estados Unidos demostró que era antes de la revolución cuando más cubanos emigraban al país del norte y que en la actualidad, países como Canadá, México, Jamaica o El Salvador generan más emigración a Estados Unidos que Cuba.

Existen también razones de mentalidad entre la ciudadanía estadounidense que les hacen pensar que, aunque no sean felices, podrán serlo alguna vez gracias a la magnífica operación de conformación ideológica del modo de vida americano. El mensaje dominante en esa sociedad hacia las clases bajas es que ellas también podrán alguna vez ser ricas y opulentas, que viven en el país de las oportunidades aunque las estadísticas muestren que los ciudadanos suelen terminar sus días perteneciendo a la misma clase social de la que procedían sus padres. Todo ello les paraliza, no solamente para intentar subvertir el orden establecido, sino también para pensar en buscar un futuro en otra sociedad con otros valores.

Como ha señalado Nic Marks, fundador del centro para el bienestar de  New Economics Foundation: "Mientras el mundo enfrenta la triple dificultad de una profunda crisis financiera, la aceleración del cambio climático y el tope inminente en la producción de petróleo necesitamos desesperadamente una nueva brújula que nos guíe. El hecho de dejarnos conquistar por la melodía del crecimiento económico sólo ha producido beneficios marginales para los más pobres del mundo, no ha mejorado notablemente el bienestar de aquellos que ya eran ricos y ni siquiera produjo estabilidad económica. Ahora tenemos que usar el Índice del Planeta Feliz para romper el encanto y trazar un nuevo camino hacia una economía de alto bienestar con bajas emisiones de carbono, antes de que nuestros estilos de vida de alto consumo nos arrojen en el caos de un cambio climático irreversible ".

www.pascualserrano.net

Madre Ambiente

Publicado también en Argentina Indymedia

 

Rebelion

Frei Betto

 

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Ecología viene del griego "oikos", casa, y "logos", conocimiento. Por tanto, es la ciencia que estudia las condiciones de la naturaleza y las relaciones entre todo lo que existe - pues todo lo que existe coexiste, pre-existe y subsiste. La ecología trata, pues, de las conexiones entre los organismos vivos, como las plantas y los animales (incluyendo los hombres y las mujeres), y su medio ambiente.

Quizás fuera más correcto, aunque no tan apropiado, hablar de ecobionomía. Biología es la ciencia del conocimiento de la vida. Ecología es más que el conocimiento de la casa en que vivimos, el planeta. Así como economía significa administración de la casa’, ecobionomía quiere decir administración de la vida en la casa’. Y es posible llamar al medio ambiente madre ambiente, pues él es nuestro suelo, nuestra raíz, nuestro alimento. De é venimos y a él volveremos.

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Esta visión de interdependencia entre todos los seres de la naturaleza se perdió con la modernidad. A lo cual ayudó una interpretación equivocada de la Biblia -la idea de que Dios lo creó todo y finalmente lo entregó a los seres humanos para que "dominasen" la Tierra. El dominio se convirtió en sinónimo de expoliación, estupro, explotación. Se buscó la manera de arrancarle al planeta el máximo de lucro. Los ríos fueron polucionados; los mares, contaminados; el aire que respiramos, envenenado.

Pero no existe separación entre la naturaleza y los seres humanos. Somos seres naturales, aunque humanos porque estamos dotados de conciencia e inteligencia. Y espirituales, porque estamos abiertos a la comunión de amor con el prójimo y con Dios.

El Universo tiene cerca de 14 mil millones de años. Y el ser humano existe hace apenas 2 millones de años. Eso significa que somos el resultado de la evolución del Universo que, como decía Teilhard de Chardin, es movida por una "energía divina".

Antes del surgimiento del hombre y la mujer, o Universo era bello, pero ciego. Un ciego no puede contemplar su propia belleza. Cuando surgimos, el Universo ganó, en nosotros, mente y ojos para mirarse en el espejo. Al mirarnos la naturaleza, es el Universo quien se mira a través de nuestros ojos. Y ve que es bello. Por eso es llamado Cosmos. Palabra griega que da también origen a la palabra cosmético -lo que imprime belleza.

La Tierra, ahora, está polucionada. Y nosotros sufrimos los efectos de su devastación, pues todo lo que hacemos se refleja en la Tierra, y todo lo que sucede en la Tierra se refleja en nosotros. Como decía Gandhi: "La Tierra satisface las necesidades de todos, menos la voracidad de los consumistas". Son los países ricos del Norte del mundo los que más contribuyen a la contaminación del planeta. Son responsables del 80% de la contaminación, de los cuales los EUA contribuyen con el 23% e insisten en no firmar el Protocolo de Kyoto.

"Cuando el último árbol sea talado -dice un indio de los EUA-, el último río envenenado y el último pez pescado, entonces vamos a darnos cuenta de que no podemos comer dinero".

El mayor problema ambiental, hoy, no es el aire polucionado o los mares sucios. Es la amenaza de extinción de la especie humana, debido a la pobreza y a la violencia. Salvar la Tierra es liberar a las personas de todas las situaciones de injusticia y opresión.

La Amazonía brasileña es un ejemplo triste de agresión a la madre ambiente. Al comienzo del siglo XX, muchas empresas se enriquecieron con la explotación del caucho y dejaron en su lugar un rastro de miseria. En los años 1970 el multimillonario norteamericano Daniel Ludwing cercó uno de los mayores latifundios del mundo -2 millones de hectáreas- para explotar celulosa y madera, dejándonos como herencia tierra devastada y suelo agotado casi convertido en desierto. Es lo que pretende repetir, ahora, el agronegocio interesado en talar la selva para plantar soya y criar ganado.

La injusticia social produce desequilibrio ambiental y eso genera injusticia social. Con razón alertaba Chico Mendes a la economía sustentable (o sea capaz de no perjudicar a las futuras generaciones) y a la ecología centrada en la vida digna de los pueblos de la selva.

La mística bíblica nos invita a contemplar toda la Creación como obra divina. Jesús nos moviliza a la lucha en favor de la vida -de los otros, de la naturaleza, del planeta y del Universo. Dicen los Hechos de los Apóstoles: "Él no está lejos de cada uno de nosotros. Pues en Él vivimos, nos movemos y existimos. Somos de la raza del mismo Deus" (17, 28). Todo este mundo es morada divina. Debemos tener una relación complementaria con la naturaleza y con el prójimo, de los cuales dependemos para vivir y ser felices. Eso se llama amor. (Traducción de J.L.Burguet)

- Frei Betto es escritor, autor de "El amor fecunda el Universo. Ecología y espiritualidad", junto con Marcelo Barros.
Más información: http://alainet.org

 

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El Buen Vivir Ecológico

El buen vivir

 

 

CCS

Según la ideología dominante, todo el mundo quiere vivir mejor y disfrutar de una mejor calidad de vida. De modo general asocia esta calidad de vida al Producto Interior Bruto (PIB) de cada país. El PIB representa todas las riquezas materiales que produce un país. Entonces, de acuerdo con este criterio, los países mejor situados son Estados Unidos, seguido de Japón, Alemania, Suecia y otros. El PIB es una medida inventada por el capitalismo para estimular la producción creciente de bienes materiales de consumo.

En los últimos años, a la vista del crecimiento de la pobreza y de la urbanización favelizada del mundo y hasta por un sentido de decencia, la ONU introdujo el Índice de Desarrollo Humano (IDH). En él se incluyen valores intangibles como salud, educación, igualdad social, cuidado de la naturaleza, equidad de género y otros. Ha enriquecido el sentido de "calidad de vida", que era entendido de forma muy materialista: goza de una buena calidad de vida quien consume más y mejor.

Por delante de todos los países está Bután, encajonado entre la China y la India, a los pies del Himalaya, muy pobre materialmente, pero que estableció oficialmente el "Índice de Felicidad Interna Bruta". Ésta no se mide por criterios cuantitativos, sino cualitativos, como buen gobierno de las autoridades, distribución equitativa de los excedentes de la agricultura de subsistencia, de la extracción vegetal y de la venta de energía a la India, buena salud y educación y, especialmente, buen nivel de cooperación de todos para garantizar la paz social.

En las tradiciones indígenas de Abya Yala, nombre para el continente indoamericano, en vez de "vivir mejor" se habla de "el buen vivir". Esta categoría entró en las constituciones de Bolivia y Ecuador como el objetivo social a ser perseguido por el Estado y por toda la sociedad.

El "vivir mejor" supone una ética del progreso ilimitado y nos incita a una competición con los otros para crear más y más condiciones para "vivir mejor". Sin embargo, para que algunos puedan "vivir mejor", millones de personas han tenido que vivir mal. Es la contradicción capitalista.

Por el contrario, el "buen vivir" apunta a una ética de lo suficiente para toda la comunidad y no solamente para el individuo. El "buen vivir" supone una visión holística e integradora del ser humano, inmerso en la gran comunidad terrenal, que incluye no sólo al ser humano, sino también al aire, el agua, los suelos, las montañas, los árboles y los animales; es estar en profunda comunión con la Pachamama (Tierra), con las energías del Universo, y con Dios.

La preocupación central no es acumular. Además, la Madre Tierra nos proporciona todo lo que necesitamos. Con nuestro trabajo suplimos lo que ella por las excesivas agresiones no nos puede dar, o le ayudamos a producir lo suficiente y decente para todos, también para los animales y las plantas. El "buen vivir" es estar en permanente armonía con todo, celebrando los ritos sagrados que continuamente renuevan la conexión cósmica y con Dios.

El "buen vivir" nos convida a no consumir más de lo que el ecosistema puede soportar, a evitar la producción de residuos que no podemos absorber con seguridad y nos incita a reutilizar y reciclar todo lo que hemos usado. Será un consumo reciclable y frugal. Entonces no habrá escasez.

En esta época de búsqueda de nuevos caminos para la humanidad la idea del "buen vivir" tiene mucho que enseñarnos.

La Cosmología Depredadora En Crisis

Publicado también en Indymedia Argentina

La cosmología de la dominación en crisis

 Leonardo Boff

Hay un inmenso sufrimiento en todos los estratos sociales, sean ricos o pobres, producido por la actual crisis económico-financiera. Más que el asombro es el sufrimiento el que nos hace pensar. Es el momento de ir más allá del aspecto económico-financiero de la crisis y descender hasta los fundamentos que la provocaron. De no hacerlo así, las causas de la crisis seguirán produciendo crisis cada vez más dramáticas hasta que se conviertan en tragedias de dimensiones planetarias.

 

 

 

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Lo que subyace bajo la actual crisis es la ruptura de la cosmología clásica que perduró durante siglos pero que ya no explica las transformaciones ocurridas en la humanidad y en el planeta Tierra. Esa cosmología surgió hace por lo menos cinco mil años, cuando empezaron a construirse los grandes imperios, ganó fuerza con el Iluminismo y culminó con el proyecto contemporáneo de la tecnociencia. Partía de una visión mecanicista y antropocéntrica del universo. Las cosas están ahí las unas al lado de las otras, sin conexión entre sí, regidas por leyes mecánicas. No poseen valor intrínseco, sólo valen en la medida en que se ordenan al uso humano. El ser humano se sitúa fuera y encima de la naturaleza, como su dueño y señor que puede disponer de ella a su gusto. Esa cosmología partía de un falso presupuesto: que podía producir y consumir de forma ilimitada dentro de un planeta limitado, que esta abstracción ficticia llamada dinero representaba el valor mayor y que la competición y la búsqueda del interés individual producirían el bienestar general. Es la cosmología de la dominación.

 

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Esta cosmología llevó la crisis al ámbito de la ecología, de la política, de la ética y ahora de la economía. Las ecofeministas nos hicieron notar la estrecha conexión existente entre antropocentrismo y patriarcalismo, el cual ejerce violencia sobre las mujeres y la naturaleza desde el neolítico.

 

 

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La mujer, en la mística de todas las culturas siempre simboliza lo creativo, delicado, pacifista y comprensivo. La mujer y lo femenino simbolizan la fuerza creadora y creativa. Por eso Gaia es mujer y una mujer natural y armoniosa es Gaia. Las distorciones de nuestra cultura han creado mujeres y hombres que se alejan de su armonía natural y se proyectan culturalmente en forma deformada confundiendo lo masculino y femenino y hasta exaltando artificial o primitivamente los dos únicos géneros humanos naturales. ¿Porqué no reconocemos nuestra armonía interna natural para proyectarnos culturalmente hacia una civilización en armonía con Gaia?

 

 

Felizmente, a partir de mediados del siglo pasado, proveniente de varias ciencias de la Tierra, especialmente de la teoría de la evolución ampliada, se está imponiendo una nueva cosmología, más prometedora y con virtualidades capaces de contribuir a superar la crisis de forma creativa. En vez de un cosmos fragmentado, compuesto de una suma de seres inertes y desconectados, la nueva cosmología ve el universo como el conjunto de sujetos relacionales, todos inter-retro-conectados. Espacio, tiempo, energía, información y materia son dimensiones de un único gran Todo. Incluso los átomos, más que partículas, son entendidos como ondas y cuerdas en permanente vibración. Antes que una máquina, el cosmos, incluyendo la Tierra, se muestra como un organismo vivo que se autorregula, se adapta, evoluciona y eventualmente, en situación de crisis, da saltos buscando un nuevo equilibrio.

 

 

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El Llamado Primer Mundo...¿Es el Ideal?

Primer Mundo ¿Modelo de Desarrollo?

 

18-07-08, Por Julio Monsalvo *

El hiperconsumismo es el resultado de la invención interesada de generar compulsivamente la satisfacción de necesidades artificiales en busca del lucro y la acumulación de dinero en manos de unos pocos a costa de la dependencia de la mayoría y de la explotación a toda forma de vida. Mucho se ha escrito demostrando la inviabilidad del modelo del “primer mundo”, el modelo civilizatorio de las tres “ex”: explotación, exclusión y extinción.

Estoy arribando por vez primera al “primer mundo”. Estamos en enero del 80, en plena época del furor del neoliberalismo impuesto por el proceso militar. Ha sido una aventura conseguir pasaje para llegar a Nueva York, donde he sido invitado a una conferencia sobre cooperación internacional en la atención de la salud.

Sólo consigo un vuelo que me lleva a Los Ángeles, a la costa oeste de los Estados Unidos.

Estoy amaneciendo a un soleado agradable domingo. Mucha gente paseando, festivales barriales, carreras de bicicletas y muchos otros entretenimientos.

Escucho conversaciones y anuncios en altavoces en el idioma español, lo cual me hace tomar conciencia que estoy en el Estado de California, en esta California que le fue arrebatada a México por los Estados Unidos durante la guerra de 1846 a 1848.

Estados Unidos se quedó con más de la mitad del territorio mexicano. Todo lo que hoy es Arizona, California, Nevada, Utah, Nuevo México y partes de Colorado y Wyoming pertenecían a México.

Busco un diario en español y encuentro “La Opinión”. Lo compro y descubro un pequeñísimo aviso apelando a la solidaridad de la comunidad chicana, como se los llama a los emigrantes mexicanos.

Da una dirección donde se pueda hacer llegar un donativo para financiar la operación cesárea de una compañera, ya que el niño se halla en posición transversa.

Me quedo con esa inquietud (y con muchas otras).

Llego al fin a Nueva York. Me encuentro con uno de los de los funcionarios que me ha invitado a la conferencia e inmediatamente le cuento del aviso que leí.

Me responde que seguramente se trata de una persona indocumentada y que por lo tanto se halla en el país “ilegalmente” Por esa razón no puede acceder al “carné de pobre” para ser asistida.

Ante mi asombro y mi insistencia acerca de qué podría ocurrir si no se reunía el dinero, me vuelve a responder: “Pues…son ilegales”

Me hace recordar lo que me enseñó un juez amigo, “lo legal no es siempre sinónimo de lo justo”

Pasan exactamente diez años. Regreso al mismo Nueva York, esta vez en vuelo directo, invitado a una conferencia similar.

Estoy más tiempo en las oficinas y palpo el exacerbado individualismo y la marcada diferencia entre quiénes tienen los “portafolios” y quiénes no, al decir de una secretaria portorriqueña. Los “portafolios” son los cargos de conducción.

“Casi todos son de los gringos, alguno de tanto en tanto se le otorga a una persona de origen afro, mientras que ninguno a los hispano parlantes”.

Una de las cosas que más me llama la atención es tener noticias de cómo se ha difundido la práctica de hacer “demandas” judiciales, como una suerte de deporte.

La misma secretaria portorriqueña me cuenta del cuidado de barrer la vereda de su casa apenas deje de nevar, pues si alguien se resbala la demandan. ¡Se naturalizan estos cuidados, no por solidaridad pensando en que la otra persona no se dañe, sino en que “no me demanden”!

Veo la fastuosidad del “Waldorf Astoria” y la pobreza en la mismísima 5ta. Avenida cuando uno se aleja un poco del centro.

Pertenezco a una generación a la cual se le ha dicho que existen tres clases de países: desarrollados, en vía de desarrollo y subdesarrollados.

¿Quién estableció estas categorías? ¿Con qué parámetros se los mide?

Y digo bien que se los “mide”, pues se trata de medir todo con la visión del sistema capitalista utilizando una sola variable: la variable monetaria.

Sucesivas generaciones transcurren sus vidas con la imagen del “modelo ideal”: ser como el primer mundo.

Sueñan con llegar allí individualmente o que su país también se incorpore a ese mundo.

Mi generación también escuchaba a sectores progresistas proclamar la consigna “¡Arriba los de abajo!”

¿Vivir como se vive en el primer mundo es sinónimo de justicia social? ¿Estar “arriba” es vivir con las mismas pautas de consumo de esas sociedades?

En el transcurso de pocas semanas en las que estuve en el primer mundo vivencié el exacerbado consumismo. Estos países “desarrollados” bien merecen llamarse “hiperconsumistas”.

¿No se tiene conciencia de la responsabilidad que le cabe al hiperconsumismo por el daño a la salud del Planeta todo?

Me llega recientemente una información acerca de la cantidad de automóviles en los Estados Unidos. De cada 100 personas, 77 poseen automóviles que los utilizan individualmente sin compartirlo con otras personas.

Existen más de 800 millones de automóviles en el mundo, los cuales consumen más del 50% de la energía.

Resulta que el automóvil individual es el primer causante del calentamiento global.

¿Qué pasaría si la justicia social significara que todos fuéramos hiperconsumistas? ¡Tendríamos más de cinco mil millones de automóviles!

¿Dónde los estacionaríamos? ¿Con qué combustible los pondríamos en marcha? ¿Por qué rutas transitaríamos?

Esto es sólo un pequeño ejercicio matemático con una sola de las variables del hiperconsumismo cotidiano, que nos muestra que este “modelo de desarrollo” es totalmente inviable.

Sólo es apetecible para el que “quiere llegar” sin tener en cuenta a la inmensa mayoría de la humanidad.

Una querida amiga durante su estadía de estudio en España comparte el relato de sus emociones al encontrarse con una pareja que fue a ganar dinero.

Muy trabajadores los dos, no pudieron seguir estudiando, lo cual les causa una profunda insatisfacción y sólo hablan del trabajo.

“Se gana muy bien, dicen ambos, pero estamos muy cansados…ya no sabemos si es un cansancio físico o psicológico por pensar tanto en hipotecas, facturas…siempre hablamos de trabajo. Tenemos libre un día por semana pero estamos muy cansados y no nos gusta el trabajo”

Se podrían multiplicar ejemplos de los que les “va bien” y de otros a los “que no les va bien”.

Una Hermana religiosa, allá por los 90, contaba que cada vez le cuesta más ir a visitar a sus familiares a Europa. “Hablo con inmigrantes y todos me dicen lo mismo…. Venimos a ver si quieren compartir algo, y si no, al menos nos verán morir…”

Estas historias son sólo un emergente de la esencia de un sistema que se siente exitoso con cada vez más y más lucro sin importar el sufrimiento humano ni de ninguna forma de vida.

La crueldad manifestada con seres humanos, con animales, árboles, plantas, ríos, suelos, aire por la voracidad del lucro, será para vergüenza ajena de las generaciones futuras si es que sobrevivimos.

Está claro que muchos, arrojados a la indigencia por la cruel explotación e indiferencia de los que tienen, arriesgan su vida para poder llegar a unos de esos países para sobrevivir. Lo hacen tratando de cruzar el fatídico muro que levanta EEUU en su frontera con México o navegando por el Caribe o por el Mediterráneo en precarias embarcaciones.

Y otros, sin ser indigentes, entendiendo que “progresar” es tener más, buscan una y mil maneras de llegar al primer mundo y establecerse en alguno de esos países.

Estoy llegando a Ecuador por primera vez en este mes de junio del 2001 dispuesto a participar en el Seminario sobre Globalización, Salud y Desarrollo.

Me impactan los trabajos que se presentan sobre el daño que genera la emigración de los padres en la salud de los niños y adolescentes.

En viajes sucesivos me voy enterando de cosas muy dolorosas. Mafias que trafican personas para ingresar a EEUU o a países europeos a cambio de grandes sumas de dinero, de firmas de hipotecas sobre sus propiedades y con muchos otros engaños.

Estoy ahora en enero de 2005 en la ciudad de Azogues, otra vez en Ecuador. El Municipio ha convocado a estudiantes de escuelas primarias a un taller sobre las A de la Esperanza y Alegremia.

Dieguito Neira, el niño coordinador del Taller, propone que la “A” de Albergue sea caracterizada por “Protección”

Levanta su manito un nene de 10 años. Se pone de pie y expresa: “Yo vivo en una casa grande, ¿de qué me sirve? Mi mamá y mi papá emigraron…Yo propongo “Albergue: Protección Sí, Emigración No”

Ya cerrando esta carta leo que el Parlamento Europeo ha aprobado en el día de la fecha la inhumana “Directiva Retorno”, ley que faculta detener y expulsar a “inmigrantes ilegales”, como si a Europa no tuviera ninguna responsabilidad de la pobreza y la indigencia generado en el “Sur”. Otra vez el recuerdo de la enseñanza del juez amigo: lo legal no es siempre lo justo.

Me duele esta Europa a la que visité por primera y única vez en el 83, cuando los exiliados políticos de este continente eran recibidos por varios países, aunque muchos de ellos ya me hablaban de una sutil discriminación.

En pocos años la discriminación dejó de ser sutil. Ahora nuestros compatriotas de la Patria Grande reciben el burlesco y agresivo mote de “sudacas”.

Desde que lo conocí, definitivamente no quiero vivir en ese primer mundo nada solidario. Mucho muchísimo se ha escrito demostrando hasta matemáticamente la inviabilidad del modelo del “primer mundo”, el modelo civilizatorio de las tres “ex”: explotación, exclusión y extinción.

El hiperconsumismo es el resultado de la invención interesada de generar compulsivamente la satisfacción de necesidades artificiales en busca del lucro y la acumulación de dinero en manos de unos pocos a costa de la dependencia de la mayoría y de la explotación a toda forma de vida.

Es muy esperanzador el sentimiento de mujeres campesinas, de los Pueblos Originarios y de jóvenes de todas las edades que cada vez sienten con más firmeza que para vivir sólo se necesita las A de la Esperanza: Aire, Agua, Alimento, Albergue, Amor, Arte, Aprendizaje, Amistad, Armonía…

Desde la libertad, desde la luz del encuentro y desde la conciencia estamos viviendo la Revolución Mundial por la Vida, la cual significa el tránsito del soberbio antropocentrismo al respetuoso biocentrismo

Así superaremos esta “Era Anti-Biótica” para introducirnos a la “Era de la Alegremia”

Estos sentimientos, creo, son los que se generan desde los sueños por un mundo en donde todos compartamos, cooperemos en otro modelo de desarrollo cuya esencia es vivir en felicidad con lo necesario.

Esto significa otro modelo civilizatorio. Son sueños, claro que sí, son nada menos que esos poderosos soñares que mueven la Historia.

Hasta la Victoria de la Vida Siempre ! www.ecoportal.net

ALEGREMIA: La Medicina llamada Moderna o Científica utiliza la terminación “emia” para indicar valores de sustancias químicas que se han medido en la sangre de las personas. De allí que se hable de “glucemia”, “colesterolemia” y otras “emias” Hay un concepto estadístico de “normalidad”. Una curva que resulta de distribución de frecuencias de una medida. Es la famosa curva de Gauss o de Normalidad. Un valor medio y otros que se distribuyen en forma bastante pareja a izquierda y derecha. Matemáticamente se determinan lo que se llama “desvío estándar” y es así que lo que se halla entre esos dos puntos, valor mínimo y valor máximo, es lo “normal”. Esto ha fijado la idea de que la salud es una “normalidad”...Y lo que se desvía de esa “normalidad” es enfermedad. La Medicina Moderna tiene claro que hay enfermedades leves que curan solas, otras son moderadas, otras más graves y gravísimas. La Medicina Preventiva trata de que la salud se mantenga en la normalidad y si se desvía que vuelva a la misma o más o menos cerca. La percepción que compartimos en esta página es que la salud puede ser cada vez más saludable. De aquí que la propuesta sea la “alegremia” como indicador. Es decir la alegría que bulle por nuestro torrente circulatorio y desde las irradiaciones protoplasmáticas (somos átomos!) se trasunta en luminosos rostros y estrellas en los ojos.http://www.altaalegremia.com.ar

Estamos destruyendo el Amazonas para alimentar vacas

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Extradio de Aula Libre

Jeremy Rifkin es un economista de 65 años. Asesoró a Al Gore sobre economía y ecología durante la Administración de Bill Clinton. Una reconocida voz que desde hace años no se siente escuchada. Afirma con rotundidad que comer demasiadas vacas está calentando la Tierra. Ha estado en Madrid en la conferencia Crisis alimentaria: problemas y posibles soluciones, organizada por el PSOE. Contó a José Luis Rodríguez Zapatero, y a Robert Watson, el director de la ONU para Agricultura y desarrollo científico (IAASTD), su particular verdad incómoda. "Es como si tuviéramos una vaca en el salón de casa y nadie quisiera mirarla".

Pregunta. ¿Qué daño están haciendo las vacas al calentamiento global?

Respuesta. La industria de la carne es la segunda causa del calentamiento del planeta. Siempre se habla del efecto de la construcción de edificios y del consumo que hacemos en ellos. Por supuesto, se habla del transporte, pero nunca se habla de la industria de la carne. Pues bien: el consumo en edificios es la primera causa; la industria de la carne, la segunda, y el transporte, la tercera.

P. ¿Producen las vacas emisiones?

R. Sí, de metano, producido por sus flatulencias; de CO2, el que se genera para que ellas coman y el transporte de su carne a los mercados. Estamos destruyendo el Amazonas para alimentarlas. Hay que producir 900 kilogramos de comida para obtener un kilogramo de carne.

P. ¿Cómo se explica este desequilibrio?

R. Hay que tener en cuenta que hay una relación entre los crecientes precios de la energía, los costes de la comida y el cambio climático. La ONU ha hecho un informe llamado Feed versus food [Forraje frente a comida] en el que se concluía que el 39% de los campos del mundo se utiliza para animales. Otro 47% es alimento para las personas. El otro 15% es para productos industriales. Estamos utilizando el campo para alimentar a los animales cuando hay 2.700 millones de personas que gastan más de la mitad de su dinero en comida.

P. ¿Qué propone entonces?

R. Deberíamos empezar a pensar en gravar con impuestos la producción de alimentos para ganado y animar a producir comida para hombres. Igual que hemos puesto límite al dióxido de carbono, tenemos que frenar el consumo de carne.

P. Pero los granjeros tienen que ganarse la vida.

R. Por supuesto. Éste es un tema que quiero que quede claro. Hay que hacer la transición de manera que no afecte a los granjeros. Por eso son tan importantes los incentivos para el cultivo de alimentos para personas.

P. Esta teoría la hizo usted pública a principios de los noventa con su libro Beyond the beef [Más allá de la carne]. ¿Por qué nadie le hace caso?

R. Sí, es una historia vieja. Es muy triste que ni siquiera un líder mundial se haya preocupado de ello. Sólo hay dos personas que estamos hablando de ello. Rajendra Pachauri [el presidente del Panel Internacional del Cambio Climático y Premio Nobel de la Paz en 2007 junto con Al Gore] y yo. Ah, y Paul McCartney, que está muy involucrado y ha propuesto el lunes verde para que el primer día de la semana todo el mundo haga dieta vegetariana.

P. ¿Por qué están tan solos?

R. Porque concierne a la industria global de la ganadería y habría que cambiar los hábitos de la gente. Fíjese que precisamente su dieta, la mediterránea, que se basa en tomar grandes cantidades de fruta y verdura y muy poca de carne, es perfecta. El problema es que en países como el mío se consumen cantidades de carne inadmisibles. Tomamos incluso más proteínas de las que podemos digerir.

P. ¿Usted come carne?

R. No. Se puede decir que soy vegetariano al 95%. Empecé en 1977, pero bebo leche y tomo un poco de pescado.